La Navidad puede ser una época increíblemente ocupada. Entre las fiestas de Navidad y los programas que tiene la iglesia para esta época, todos podemos estar muy dispersos.
Es difícil. Realmente se hace difícil hacer malabares con todo lo que conlleva ser un obrero voluntario de la iglesia en la época navideña. A pesar de que todas estas actividades están destinadas a atraer a las personas hacia Jesús, a menudo producen el efecto contrario, al menos para el que está encargado de hacer que todo suceda.
Cuando tienes que organizar y dirigir un programa de Navidad para jóvenes, o la cantata, y una serie de lecturas que repartir, una fiesta alusiva que planificar, y como si eso fuera poco, también ocuparse de las actividades habituales del hogar, volver a concentrarse en Jesús puede convertirse en algo muy complicado.
Y Jesús, la venida de Emmanuel, Dios con nosotros, se supone que tenía que ser nuestro principal enfoque durante esta temporada, ¿verdad? Ciertamente, la pandemia ha cambiado gran parte del “ajetreo”. Aun así, este nuevo ajetreo puede rodear y enredar rápidamente al líder de jóvenes, incluso en una pandemia.
Tómate tu tiempo para reflexionar
Tenemos que reconocer que no hay una solución fácil para este problema. Si la hubiera, probablemente sería eliminar algunas cosas. Pero me doy cuenta de que no siempre es posible, especialmente durante esta época del año.
Hacerlo, en muchas iglesias, puede significar luchar contra décadas de tradición, con todos los inconvenientes y contratiempos que eso podría implicar sin cambios positivos prometedores al corto plazo. Por eso te propongo que, más allá de la cantidad de cosas diferentes de las que puedas ser responsable en esta temporada navideña, tómate un tiempo para reflexionar. Recuerda las palabras de los autores bíblicos y recuerda lo que nos están diciendo.
Recuerda a Isaías…
“Porque un niño nos nace, un hijo nos es dado; y el gobierno estará sobre su hombro, y su nombre será llamado Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”. (Isaías 9: 6 NBV)
Recuerda a Juan…
“Y la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que le pertenece al Hijo único del Padre, en el que abundan el amor y la verdad”. (Juan 1:14 NBV)
Recuerda a Lucas…
“Y dio a luz a su primer hijo. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encontrado lugar para ellos en la posada. (Lucas 2: 7 NBV)
Al recordar estas palabras, tómate el tiempo para reflexionar sobre la inmensidad de lo que realmente significan estos días. Esta temporada está destinada a celebrar la venida de aquel de quien se había profetizado siglos antes. Está destinada a celebrar la venida de la palabra, Emmanuel, Dios con nosotros (Isaías 9: 6).
Asegúrate de que tanto tú como la iglesia estén enfocados en Jesús
Mientras reflexionas sobre estas cosas, tómate el tiempo para asegurarte de tanto tú como tus estudiantes estén enfocados en la inmensidad de todo esto. Separa tiempo para asegurarte de que todos estén enfocados en Jesús. Recuerda que así como tú estás ocupado, también lo están tus jóvenes y miembros, Es muy probable que estén involucrados en muchas de tus cosas y también en muchas otras.
Entonces, no solo necesitas mantener tu enfoque como líder, sino que es igualmente importante que ayudes a reenfocar a los que Dios ha confiado a tu cuidado. Asegúrate de que tanto tú como ellos tengan oportunidades, en el medio de tantas agendas completas, para reflexionar sobre la inmensidad del verdadero significado de la Navidad.
Porque la eternidad involucrada en lo que sucedió hace 2.000 años en un pesebre en Belén, es una clave importante para asomarnos a dimensionar la inmensidad del amor de Dios.
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