Como líderes, uno de nuestros roles principales es construir relaciones con nuestros adolescentes y sus familias. De hecho, lo vivimos haciendo de muchas maneras distintas y de algún modo todo el tiempo estamos construyendo y afianzando estos vínculos. Pero, ¿qué pasa con los que no vemos de manera regular o tal vez ni siquiera aun hemos conocido?
La época navideña y sus actividades especiales tienen la particularidad de acercar a la iglesia gente que normalmente no asiste durante todo el año. Si bien algunos tienden a ver esto como algo negativo, no deja de ser una excelente oportunidad para nosotros como líderes y tenemos que tener una mirada positiva, expectante y proactiva de esta realidad.
Si prestas atención, es muy probable que durante este mes de diciembre observes adolescentes, que solos o con sus familias, sean parte de alguna actividad navideña Entonces, ¿cómo hacemos para llegar y ocuparnos de ellos y sus familias? A continuación, algunas ideas que podrían ayudarte en este esfuerzo.
Identificarlos. El primer paso sería identificar qué adolescentes asisten a tu iglesia pero no están involucrados en tu ministerio. Parece obvio y básico pero no deja de ser absolutamente necesario. Muchas iglesias tienen una base de datos o algún tipo de sistema de seguimiento de quiénes asisten con frecuencia. Encuentra una manera de identificar a las personas de la edad con la que trabajas, que asisten a tu iglesia pero que no has visto antes.
Presentarte. Una vez que tengas tu lista de adolescentes y familias, preséntate. Idealmente, si puedes conocerlos en persona, mucho mejor. Si no puedes presentarte en persona, envía una carta personalizada por alguna vía, correo postal, electrónico, Whatsapp, etc. Incluye información acerca de quién eres, del grupo que lideras, formas en las que pueden participar, como también información de contacto. Una llamada telefónica, también sería una excelente opción para cubrir este paso.
Invitarlos. Por la vía que hayas elegido, invita al adolescente y sus padres a que vengan y conozcan el ministerio. Puede resultar intimidante si nunca han venido, pero una invitación personal puede ser de gran ayuda. Pregunta a esos chicos si conocen a alguien más que asista al grupo. Si es así, pídele a sus conocidos que también los inviten. También pregunta a los padres si conocen a otros padres cuyos hijos asisten al grupo y conéctalos para ayudar a responder preguntas y abordar inquietudes o temores. Déjales saber detalles sobre el ministerio el ministerio que lideras y otras oportunidades para que la familia se conecte y se involucre más en la iglesia.
Comunicarte. Una vez que hayas hecho esa conexión inicial, comunícate consistentemente con ellos sobre los eventos juveniles de la iglesia que están sucediendo durante el año para que estén más conectados con el cuerpo de la iglesia. Asegúrate de que estén en tu listado del grupo y de la iglesia, para que estén al tanto de todo. Cuanto más personal e individual puedas ser con esto, mejor y más valorados se sentirán.
Ser intencional. Además de invitarlos, busca formas de ser intencional para conocerlos mejor y mostrar cariño y valoración. Averigua cuándo es el cumpleaños del adolescente y envíale un saludo especial ese día. Si practica algún deporte o es parte de alguna producción musical, asiste a uno de sus eventos o competencias. Intenta, si fuera posible, sentarte con los padres para profundizar esa relación. Si solo los ves pocas veces asistir a la iglesia, no dejes pasar esas oportunidades para saludarlos y hablar con ellos. Pregúntales por qué motivos podrías orar por su familia. Si sabes de algún momento de celebración o de lucha en sus vidas, actúa en consecuencia y muéstrales que te encantaría caminar con ellos.
Que Dios te guíe, de dé constancia y creatividad para encontrar maneras de mostrarles afecto y afirmación de manera frecuente y constante. Seguramente verás como resultado, lo importante que será para ellos. Y quizás producto de esa siembra de amor y de tiempo, te conviertas en ese líder que marcará positivamente sus vidas en una etapa tan crucial como la adolescencia.
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