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7 CLAVES PARA CONECTAR CON LOS Z



¿Cuáles pueden ser las mejores técnicas de enseñanza-aprendizaje que la Iglesia debe retomar? ¿Los alumnos se deben ajustar al estilo de enseñanza del maestro o los maestros se deben ajustar a las nuevas generaciones? Sin duda hay diversas variables a considerar para dar una respuesta concreta y sencilla, pero el punto no es saber cuál es la respuesta correcta que nos lleve al éxito, sino comprender a quiénes estamos dirigiendo nuestra enseñanza, es decir, conocerlos, relacionarnos, hablar su idioma y hacer lo posible por conectar con ellos.


Berrones Rojas en su libro sobre la generación Z menciona que debemos fomentar el entendimiento, comprensión, tolerancia y disponibilidad de todos los grupos generacionales para un trabajo eficaz y cómodo.

Sin duda, estas palabras mencionadas me hacen recordar diversos comentarios que se escuchan en la actualidad donde se hace referencia a que esta generación de niños y jóvenes no quiere aprender, por lo tanto, no les interesa lo que pasa a su alrededor, están más interesados en sus aparatos que en lo que realmente importa y no quieren asistir a la iglesia, etc. Rodrigo Fernández, consultor de Mckinsey & Company comentó algo muy real e interesante: «Si la gente no va a clases, es culpa del profesor que no sabe atraer la atención de los alumnos». Cuando leí esto quedé impactado, considero que nuestra educación cristiana se está viendo rezagada, no sabemos cómo llegar a nuestros jóvenes y niños. Queremos usar las mismas técnicas de enseñanza que hace mucho tiempo funcionaban pero que ahora han cambiado; incluso me atrevo a decir que queremos vernos bien utilizando las llamadas «tecnologías» pero las seguimos ocupando de la misma forma, por ejemplo: en estos tiempos de aislamiento, las plataformas virtuales no solo ofrecen un espacio de comunicación para nuestras clases sino que ofrecen herramientas de interacción y gamificación para crear un ambiente activo y colaborativo entre el alumno y el maestro, pero la realidad es que nos limitamos y las utilizamos sólo como un medio de comunicación, ¿miras la diferencia? Nos quedamos en solo contar una historia bíblica o exponer una cátedra, en lugar de involucrar al joven o al niño para que construya y sea parte de su propio crecimiento espiritual (aprendizaje) creando en él la necesidad de relacionarse con Dios.


Necesitamos de siervos fieles que funjan como guías, facilitadores que acompañen al alumno en su proceso de crecimiento espiritual, siervos que no se limiten a sólo impartir una clase de estudio bíblico, sino que conversen y dialoguen para ayudarles a reflexionar y crecer en su comunión con Aquel que los creó.

Hasta este punto te estarás preguntando ¿cómo haremos esto? Te voy a contestar a través de siete consejos prácticos que el Dr. Tim Elmore, especialista en esta generación destaca, para poder conectar y liderar.


SER BREVES. Los niños y jóvenes de hoy tienen períodos de atención cortos. Eso no significa necesariamente que no puedan concentrarse porque realmente lo pueden. Sin embargo, en cuestión de segundos, ellos deciden si lo que

tienes que decir merece tu atención. Si pierdes esa pequeña oportunidad, tendrás que trabajar duro para recuperar su confianza. Debemos participar rápida y deliberadamente. Estar preparados en el momento en que un niño ingrese a la habitación. Debemos ser intencionales, ser puntuales y sobre todo fomentar un tiempo de enseñanza atractivo.

HAZLO VISUAL. Sabemos que esta generación aprende visualmente. Aprenden mejor cuando hay imágenes que respaldan el contenido que estás enseñando. Utiliza imágenes, mapas y otros elementos visuales (incluso pantallas) para atraer y mantener su interés.


ALIMENTA SU CURIOSIDAD. También sabemos que los niños y jóvenes son curiosos por naturaleza, así que, como profesores, deberíamos usar eso a nuestro favor. Abre su apetito y luego guíalos a descubrir más a medida que avance en la sesión.

Dales la oportunidad para elegir. Cuando los niños eligen lo que van a hacer, tienden a esforzarse más y tienen más éxito. Ahora te pregunto. ¿Qué opciones pueden tomar los niños en tu clase, o se les indica qué hacer en toda la sesión? Te sugerimos que luego de que tomes ciertas decisiones, les permitas participar en el resto de ellas. Puede ser nuestra tendencia a «hacerlo por ellos», pero sería mejor «ayudarlos a hacerlo».


HAZLO INTERACTIVO. Esta generación está más conectada que cualquier otra generación en la his- toria, sin embargo, las estadísticas nos dicen que la soledad está en proporciones epidémicas. Los niños que conozco necesitan desesperadamente más socialización cara a cara, pero en nuestras aulas, a menudo les decimos que se sienten, escuchen y no hablen ni interrumpan. Permite que los grupos trabajen juntos. Deja tiempo para la discusión y la interacción. Si deseas retención, fomenta la interacción.


GAMIFICA TU CONTENIDO. No es ningún secreto que a los niños de hoy les encantan los juegos. Tanto los niños como los jóvenes pasan horas todos los días jugando, comprando, platicando en línea a través de sus teléfonos o tabletas. Entonces, si no puedes vencerlos (y nosotros no podemos), únete a ellos (al menos en algún nivel). No estoy hablando de llenar nuestras aulas con estaciones de juegos

y iPads. Estoy hablando de posicionarse en su hábitat natural y usar los conceptos familiares para involucrarse en el aprendizaje. Recuerda, si utilizas algún tipo de tecnología asegurate a no estarlo utilizando como si no lo tuvieras, sé innovador.


CONSTRUYE RELACIONES . Nada puede (ni debe) reemplazar las relaciones amorosas y saludables entre esta generación y sus maestros. Es un viejo dicho, pero sigue siendo cierto hoy en día y tal vez incluso más en esta generación que antes: «No les importa cuánto sabes hasta que sepan cuánto te preocupas». Todo lo que hacemos debe estar protegido por el amor; un amor genuino por ellos y nuestro deseo de que conozcan el amor genuino de Jesús quien se dio a sí mismo para que puedan tener una relación correcta con el Padre y pasar una eternidad con Él en el cielo. No hay mayor amor. No hay mayor relación. Modela eso para tus estudiantes.


Deseo que esta información cause en ti una inquietud en tu corazón, que nos lleve a reflexionar y mejorar nuestro servicio al unico que merece toda gloria, permitiéndonos ser modelados, dejando a un lado nuestro criterio para mirar, aprender y comenzar a adecuar algunos procesos educativos que faciliten la enseñanza a esta nueva generación.


A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Efesios 4:12


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